«Quien no renuncia a todo no puede ser mi discípulo» |
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Emilio G. Chávez, Dr. en Teología Bíblica |
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Colaboración con Hno Ricardo Grzona, frp |
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PRIMERA LECTURA: Sabiduría 9, 13-19 SALMO RESPONSORIAL: Salmo 89 SEGUNDA LECTURA: Filemón 9-10, 12-37 . Invocación al Espíritu Santo: Señor Dios, estamos abriendo las Sagradas Escrituras, queremos pedir que venga el Santo Espíritu. Ven Señor Dios Padre, ven Señor Dios Hijo, ven Espíritu Santo quédense con nosotros. Para que entendamos hoy lo que Tú nos quieres decir a nosotros en nuestra vida. Espíritu Santo, tú que eres quien nos invita a orar, ven en nuestra ayuda, ven y abre nuestra mente y corazón para poder realizar lo que nos quieres decir, y quédate en cada uno de nosotros. Señor que no seamos sordos a tu Palabra y que aprendamos el arte de la oración. Amén TEXTO BIBLICO: Lucas 14, 25-33 14,25: Le seguía una gran multitud. Él se volvió y les dijo: 14,27: Quien no carga con su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo. (BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO) |
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LECTURA ¿Qué dice el texto? Estudio bíblico del texto Sb 9:13-18b; Flm 9-10, 12-17; Lc 14:25-33 Nuestras lecturas tienen tono sapiencial, es decir, se trata de la sabiduría. Nos piden que reflexionemos sobre nuestra vida. La lectura del Libro de la Sabiduría suspira con el tedio que la vida nos proporciona a veces, y concluye que sin el Santo Espíritu de Dios, que Él solo concede sabiduría y conocimiento útil, los seres humanos no podemos saber ni hacer nada que valga la pena. El Salmo 89 respira el mismo espíritu, rogando por el descanso después del trabajo duro. La carta a Filemón muestra la aplicación del pasaje del Evangelio, que es un desarrollo de la actitud que encontramos en la primera lectura. Pablo, en prisión, le escribe a Filemón, el dueño de un esclavo que se le escapó (que se llama Onésimo, que significa ¡“útil”!), reenviando al esclavo a su dueño, aunque Onésimo se había vuelto muy útil para pablo, de hecho era como un hijo. Pablo le recuerda a Filemón, a quien había conducido a la fe, que Filemón le debe a Pablo su vida espiritual en el Señor. Pero sin exigirle a Filemón que renuncie a lo que es su propiedad (su esclavo), Pablo sí le pide que reciba de nuevo a Onésimo como a un hermano, y no como a una mera posesión. Y le pide a Filemón que practique la solidaridad y no la superioridad. Aquí tenemos una aplicación práctica, basada en la vida real, del mensaje de Jesús. Jesús le pide a sus oyentes un desapego total para entregarse al Reino, o lo que es lo mismo, para seguir los pasos de Jesús. Este llamado, sin embargo, requiere reflexión: hay que darse cuenta de las tremendas exigencias del Reino, que no permite titubeos o medidas a medias. El remate suena mucho al estilo de Lucas: seguir a Jesús exige renunciar a todas las posesiones. Lucas muestra una preocupación articular por los pobres y marginados, y puede expresarse de manera severa acerca de la relación entre riqueza y pobreza (ver Lc 1:53; 6:20, 24; 16:14, 25). No puede haber impedimento para alcanzar el reino, y la posesión de riqueza es su mayor obstáculo (ver también Lc 16:13). Sin embargo, cargar la cruz es lo central, en el texto, y no podemos anunciar a Jesús, sus requerimientos, su Reino, sin olvidarnos de la Cruz. Preguntémonos para reconstruir el texto:
. MEDITACIÓN ¿Qué me dice el Señor a mí en el texto? Este es otro texto clave del evangelista Lucas. Debemos hacernos unas preguntas para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:
ORACIÓN ¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto? Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Amén CONTEMPLACIÓN ¿Cómo hago propio en mi vida las enseñanzas del texto? Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo central del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón. 14,27: Quien no carga con su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo.
Y de esta forma nos ponemos en contemplación solicitando al Señor la posibilidad de ser humildes. . ACCIÓN ¿A qué me comprometo para demostrar el cambio? Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano. Si estoy solo, me propongo hacer un verdadero análisis de conciencia. Hasta dónde estoy siendo verdadero discípulo. Cuál es el cambio que me propongo hacer: Cuáles son las actitudes que debo tener para poner a Jesús en el Centro de mi vida. Qué cosas y apegos me impiden ser su discípulo. Hacer algo que sea exterior para poder demostrar que sí estoy convirtiendo mi corazón. En el grupo proponerse una actividad de seguimiento del Señor. Puede ser tomar un día de misión en algún barrio, o grupo, en que vamos a enseñar nuestra forma de ser discípulos y de creer en Cristo. Ánimo en este caminar. |