Lunes XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
«Señor, ¡que vea de nuevo!»
📘 Primera Lectura: Primer Libro de Macabeos 1,10-15.41-43.54-57.62-64
Fue entonces cuando apareció en Israel un grupo de renegados que sedujeron a muchos, diciendo: «Hagamos una alianza con las naciones vecinas, porque desde que nos separamos de ellas, nos han sobrevenido muchos males».
Esta propuesta fue bien recibida,
y algunos del pueblo fueron en seguida a ver al rey y este les dio autorización para seguir la costumbres de los paganos.
Ellos construyeron un gimnasio en Jerusalén al estilo de los paganos,
disimularon la marca de la circuncisión y, renegando de la santa alianza, se unieron a los paganos y se entregaron a toda clase de maldades.
El rey promulgó un decreto en todo su reino, ordenando que todos formaran un solo pueblo
y renunciaran a sus propias costumbres. Todas las naciones se sometieron a la orden del rey
y muchos israelitas aceptaron el culto oficial, ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado.
El día quince del mes de Quisleu, en el año ciento cuarenta y cinco, el rey hizo erigir sobre el altar de los holocaustos la Abominación de la desolación. También construyeron altares en todos las ciudades de Judá.
En las puertas de las casas y en las plazas se quemaba incienso.
Se destruían y arrojaban al fuego los libros de la Ley que se encontraban,
y al que se descubría con un libro de la Alianza en su poder, o al que observaba los preceptos de la Ley, se lo condenaba a muerte en virtud del decreto real.
Sin embargo, muchos israelitas se mantuvieron firmes y tuvieron el valor de no comer alimentos impuros;
prefirieron la muerte antes que mancharse con esos alimentos y quebrantar la santa alianza, y por eso murieron.
Y una gran ira se descargó sobre Israel.
📗Salmo 119(118), 53.61.134.150.155.158
ante los que abandonan tu ley.
Los lazos de los malvados me rodean,
pero yo no me olvido de tu ley. Líbrame de la opresión de los hombres,
y cumpliré tus mandamientos.
Se acercan a mí los que me persiguen con perfidia,
los que están alejados de tu ley. La salvación está lejos de los impíos,
porque no buscan tus preceptos.
Veo a los pecadores y siento indignación,
porque no cumplen tu palabra.
📖 Evangelio según San Lucas 18, 35-43
35 Jesús ya se acercaba a la ciudad de Jericó y sucedió que un ciego estaba sentado a un lado de la carretera, mendigando. 36 Él, cuando oyó pasar a la multitud, preguntó qué era aquello que sucedía. 37 Y le dijeron que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí. 38 Entonces el ciego comenzó a gritar: “Jesús, hijo de David, ¡ten misericordia de mí!”
39 Las personas que iban en frente lo regañaban para que se callara, pero él gritaba aún con más insistencia: “Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!”
40 Jesús se detuvo y mandó que le trajeran al ciego. Cuando se acercó, Jesús le preguntó: 41 “¿Qué quieres que te haga?” Él respondió: “Señor, ¡que vea de nuevo!”
42 Entonces Jesús dijo: “¡Recupera la vista! Tu fe te ha salvado”.
43 Inmediatamente, el hombre comenzó a ver y, dando gloria a Dios, seguía a Jesús, mientras que todo el pueblo, viendo aquello, comenzó a alabar a Dios.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
😇Palabra del Señor